Lunes, 16 de mayo de 2005. «La única salvación para la civilización
y la especie humana reside en la institución de un gobierno mundial, a fin de
que la seguridad de las naciones esté fundamentada en la ley». Albert
Einstein. Un grupo pequeño organizado, formado por
algunas entre las personas más ricas y potentes del planeta controla a los
bancos y a la información, con los que logra dominar los sistemas políticos,
económicos y financieros. Después de haber experimentado todas las
maneras para hacer vencer sus candidatos y haber determinado las elecciones
políticas de los países democráticos, este grupo entendió que para seguir
dominando al planeta no sirve un gobierno mundial sino muchos estados
formalmente independientes y democráticos sumetidos a la hegemonía de un solo
estado. Sólo por eso se quiere exportar democracia. Es triste pero es así. Y como durante siglos fomentó las guerras,
mientras que oficialmente organizaba conferencias de paz, ahora este grupo
promueve oficialmente la difusión planetaria de una democracia formal, que cree
poder controlar y entretanto organiza aquel imperio mundial que le sirve a éste
para dominar a pueblos y estados. Según los planes de este grupo todos los
pueblos del planeta tendrán que creer vivir en democracia y libertad, aun si se
tratará de aparencia. Se hará presión sobre la cultura de la satisfacción y
sobre nuevos mitos, dogmas y reglas para conquistar el consenso de las masas y
reprimir toda rebelión. Ipse dixit. La República de la Tierra es la única
alternativa posible: un gobierno mundial electo directamente por los habitantes
del planeta con sufragio universal y voto síngulo, libre y secreto; un gobierno
sin estado, con la autoridad que le deriva a éste directamente de los pueblos
para redistribuir equitativamente la riqueza y asegurar libertad, democracia,
justicia, desarrollo, solidaridad y sobre todo seguridad y paz en el entero
planeta. La elección tiene que realizarse en
condiciones de absoluta paridad de recursos y de medios. Para evitar que se
repita lo existente, los electores tienen que ser correctamente informados
sobre todos los candidatos y sobre sus propuestas. Sólo de esa manera los
electos pueden representar legítimamente a la soberanía nacional. Para realizar esta alternativa de manera
pacífica, la República de la Tierra se enfrenta con aquel grupo que quiere el
imperio utilizando algunos de sus mismos medios. Partiendo de la moneda, de la
que hoy depienden producción, desarrollo y bienstar. Ahora todos saben que las actuales monedas
están faltas de valor real y sirven para que los estados se endeuden,
haciéndoles pagar luego los intereses a sus ciudadanos. La moneda de curso legal
es el timo más grande de la historia de la economía, porque en vez de
representar bienes económicos reales, es una letra de cambio falsa, que
representa una deuda que no caduca nunca y cuya legitimidad significa sólo que
se trata de un timo legalizado. Con esta moneda de curso legal y con el
miedo se gobierna al mundo. Para cambiar la manera de gobernar al mundo, por
tanto hay que superar el miedo y reconducir la moneda a su función originaria
de bien que representa valor real. Es necesaria una moneda enteramente
respaldada y libremente aceptada. Y puesto que el trabajo es el verdadero
patrón de valor de los bienes y de los servicios, la nueva moneda tiene que
representar el trabajo, tiene que ser
la moneda emitida para quienes trabajan y producen. El cambio verdadero
no parte de una nueva ideología sino de la simple sustitución de la moneda de
los bancos por la de los trabajadores. Pidiendo en pago del trabajo la moneda de
los trabajadores en vez de la de curso legal, se constriñe a quien paga el
trabajo proporcionarse la moneda de los trabajadores en lugar de la de curso
legal. Y si la moneda del trabajo es distribuida en partes iguales entre todos
los habitantes del planeta, para entrar en posesión de aquella moneda y poder
pagar el trabajo será necesario pedir aquella moneda en pago de los productos y
dar lugar a un nuevo proceso económico fundamentado en el cambio entre el valor
real del trabajo y el valor real de los productos. Con la República de la Tierra y su moneda
será posible construir un futuro diverso de aquel que querría quien posee más
de la mitad de la riqueza del planeta. Queriendo, juntos se puede. Naturalmente, gobierno mundial y nueva
moneda non resuelven todos los problemas, ya que no se vive sólo para tener
sino también y sobre todo para ser. No obstante, para ser hay que vivir y para
vivir hay que tener los recursos naturales. Si la riqueza queda acumulada en
pocas manos y le se impide a la mayoría de los seres humanos vivir, es
imposible que se pueda ser. Gracias por la atención. Rodolfo
Marusi Guareschi P.O. Box 66 –
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